No sé a ti, pero a mí el cappuccino es la receta de café con leche que más me gusta.
Por ejemplo, me encanta tomármelo en invierno, al lado de una chimenea para mitigar el frío después de un día de esquí, o bien tomármelo frío en uno de esos días de verano en los que el calor aprieta de lo lindo.
Sea cuando sea, el cappuccino es una receta de café con leche absolutamente deliciosa, en la que la textura de la crema de leche aporta muchísimos matices dulces al sabor amargo del café.
Sin embargo, preparar un buen cappuccino requiere de unos pasos y unos mínimos imprescindibles. Un cappuccino NO es un café con leche, ni un cortado ni un latte machiatto. En este artículo te explico qué es lo que hace que un cappuccino pueda llamarse como tal, la receta para prepararlo en casa, las variantes y algunas curiosidades sobre esta receta.
Qué es exactamente un cappuccino
El cappuccino es una receta de café en la que se mezcla café espresso con leche. El secreto del cappuccino está en que la leche debe contener crema o espuma de leche para crear esa textura sedosa que es lo que a la mayoría de la gente nos chifla del cappuccino. Sin esta espuma de leche, la receta sería simplemente la de un café con leche.
Existe cierto consenso en que el tamaño de la taza de un cappuccino debe ser de entre 150 ml a 180 ml. Tampoco hay que ponerse muy quisquilloso con esto, y no pasa absolutamente nada si es un poco más o un poco menos.
Y es que el secreto del cappuccino reside más en la proporción de las cantidades: una taza puede ser un poco más grande o más pequeña, pero lo importante es mantener una proporción de 1/3 de café espresso, 1/3 de leche y 1/3 de espuma de leche.
Lo que necesitamos para hacer un cappuccino en casa
Por lo tanto, puedes ver que hacer espuma de leche es fundamental para el cappuccino. Esta espuma la podemos hacer con una cafetera express que tenga manga vaporizadora o panarello. Hay cafeteras express con depósitos de leche y soluciones integradas para hacer la espuma de leche de manera automática, así que en estos modelos es sumamente fácil preparar un cappuccino.
Lo mismo ocurre con muchas de las mejores cafeteras superautomáticas, que vienen con depósitos y sistemas de espumado de leche automatizado. En estas cafeteras preparar un cappuccino es tan fácil como pulsar un botón, así que si te encanta el cappuccino, sueles tomarlo a menudo y no quieres complicarte la vida, una de estas cafeteras es una buena inversión.
Las cafeteras de cápsulas no tienen vaporizador (salvo las cafeteras de Sage para Nespresso), pero algunos modelos utilizan estos depósitos de leche con espumador automático. En estos modelos suele venir ya el cappuccino programado como una de las bebidas que se pueden preparar.
Hay otros tipos de cafeteras, como por ejemplo las cafeteras de goteo, que no tienen vaporizador ni espumador automático. En estos casos, la opción idónea es comprar un espumador de leche.
La receta del cappuccino
- Primer preparamos el espresso (unos 30 ml aprox) con la máquina y a nuestra manera favorita. Hay que verter primero el café antes que la leche.
- A continuación llenamos una jarra metálica con unos 120 ml de leche, que como ya he dicho es mejor si es leche entera y fría.
- Ponemos la jarra con leche bajo el vaporizador, accionamos este y empezamos a emulsionar la leche. En el proceso, conviene ir moviendo poco a poco la jarra de arriba a abajo y un poco también hacia los lados, en un movimiento muy suave.
- Hay que apagar el vaporizador cuando la temperatura alcance los 65º C o cuando la espuma haya doblado el volumen.
- Para compactar aún más la espuma se pueden dar unos golpecitos en la base de la jarra con cualquier utensilio o golpeándola suavemente contra una superficie.
- Verter la leche en la taza donde tienes el espresso. En este momento puedes dibujar formas con la espuma de la leche, lo que se llama latte art, pero esto da para otro artículo.
- Para hacerlo aún más dulce se le puede añadir nata montada (cappuccino vienés), con un poco de cacao o canela encima, e incluso también vainilla.
Ya está, ya tienes tu delicioso cappuccino. ¡Ahora a disfrutarlo!

Si quieres tomarlo en frío, la mejor forma que hay de hacerlo es con un espumador de leche que tenga la opción de hacer espuma de leche fría. Si optas por lo típico de echar cubitos de hielo estos se derretirán y aguarán el café.
Algunas curiosidades sobre el cappuccino
Por último, me gustaría compartir contigo algunas curiosidades sobre el origen y otras cuestiones acerca del cappuccino.
- El origen del cappuccino no está del todo claro. Se sabe seguro que surge de Italia y que guarda relación con los frailes capuchinos, pero hay contradicciones sobre el origen del nombre. Algunas fuentes dicen que era la receta que preparaban estos frailes a los viajeros que se hospedaban con ellos, mientras que otras afirman que el nombre se debe al color marrón de la bebida, que es el mismo color de los hábitos de los capuchinos.
- Tal y como nos dicen en Diario del viajero, el cappuccino en Italia es típico del desayuno, y si lo pides por la tarde estarás delatando que eres un turista. Es muy habitual ver como los italianos se lo toman acompañado de un croissant; este es también mi desayuno favorito, aunque desde luego no el más saludable.
- A pesar de sus orígenes italianos, la primera receta que aparece del cappuccino es en Viena, de ahí que el cappuccino vienés sea una de las variantes más populares. La receta se llamaba “kapuziner” y consistía en hervir café, luego se mezclaba con especies, azúcar y crema y se volvía a hervir. Por último, se mezclaba todo con yemas y claras de huevo batidas. Según se explica en este otro artículo, la conexión del cappuccino con Austria viene del monje capuchino Marco d’Aviano, asesor y confidente de emperador austríaco Leopoldo I.